lunes, 2 de marzo de 2015

La ciudad del Sol de Tommaso Campanella

Tommaso Campanella  fue un filósofo y poeta italiano.Escribió, entre otras muchas obras, una defensa de Galileo y el tratado utópico La ciudad del sol , donde describe un Estado teocrático universal basado en principios comunitarios de igualdad.Pocos filósofos han tenido una vida tan agitada como Tommaso Campanella. Nacido en Stilo, Calabria, ingresó en la orden de los Dominicos, donde despertó muy pronto sospechas de herejía por sus doctrinas, en las que el interés por la magia y la astrología (temas caros para los pensadores del Renacimiento) se mezclaba con un original deseo de renovación social y política. Campanella fue acusado por el gobierno español de haber organizado una revuelta en su país natal con el objetivo de realizar en las montañas de Sila un modelo de comunidad perfecta según los principios que expondría en La ciudad del Sol, su más importante texto filosófico, y condenado a muerte. Logró evitar la hoguera fingiéndose loco perdido (es decir, demostrando a sus jueces ser insensible al dolor, hasta el punto de reír y conversar amablemente durante las torturas). La pena de muerte le fue conmutada por la de prisión perpetua, que se traduciría en la práctica en veintisiete años de prisión.
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La utopía política de La ciudad del Sol fue expuesta por Campanella a través de un diálogo entre personajes ficticios. Para que hable de los ordenamientos perfectos vigentes en la ciudad del Sol (situada en la isla Trapobana, la moderna Ceylán), el autor presenta a un almirante genovés que acaba de dar la vuelta a la tierra; su interlocutor es un gran Maestre de la Orden de los Hospitalarios. Obligado a tomar tierra en Trapobana, el almirante es conducido a la ciudad del Sol, erigida sobre una empinada colina y ceñida por siete círculos de murallas que van disminuyendo de altura, extremadamente fortificados y casi inexpugnables, cada uno consagrado a uno de los siete planetas. Un admirable templo consagrado al Sol se alza en la cúspide del monte.
El supremo rector de la ciudad es un sacerdote a quien los habitantes llaman Hoh (Metafísico). Es asistido por otros jefes, Pon (Potencia), Sin (Sabiduría) y Mor (Amor),. De estos tres, Pon tiene el mando de todo el cuerpo militar; Sin la dirección de los estudios Mor, preside la sanidad y de la política reproductiva.¿Por qué gobierna el Sol? La respuesta la ofrece el contexto cultural: si Nicolás Copérnico (1473-1543) situó este astro en el centro del Universo, Campanella fue más allá y lo hizo presidir la república de los hombres
Una de las funciones primordiales de la ciudad-estado es proporcionar a sus habitantes una educación rigurosa y completa basada en la razón y la filosofía. Según Campanella, desarrollar la cultura era una forma de hacer frente a los ricos y al poder que siempre mantienen en la ignorancia al pueblo para asentar su dominación, y también de asegurar el bienestar de la comunidad. Así en la Ciudad del Sol son descritas fantásticas innovaciones técnicas como los arados de vela o los barcos de fuelles y ruedas.
Todos los ciudadanos trabajan colectivamente cuatro horas al día, comen y duermen en común, y comparten los bienes, las mujeres y los hijos, constituyendo así un régimen de comunismo radical, en el que el egoísmo no tiene cabida. Las relaciones sexuales están estrictamente reglamentadas por el ministro Mor que selecciona a las parejas por sus cualidades físicas y morales. También se regula el momento de la procreación pues ésta tiene que darse en los tiempos favorables determinados por la conjunción de los astros. Las mujeres estériles no reciben los mismos honores que las fértiles, mientras que los varones que guarden castidad mucho tiempo «serán felicitados y celebrados con versos en las asambleas públicas». Con todas estas medidas se pretende que reine la virtud y que desaparezcan el robo, el asesinato, el libertinaje, el incesto y el adulterio.
Los niños, terminada la lactancia, pasan a la custodia de los maestros, que comienzan su instrucción, sin distinción de sexo; en efecto, hombres y mujeres son igualmente adiestrados en las armas e instruidos en todas las artes, aunque a las mujeres se reserva su parte menos fatigosa. Gracias al comienzo precoz de la instrucción y a su gran habilidad estratégica los habitantes solares salen siempre vencedores de sus guerras, que emprenden a favor de los pueblos oprimidos o contra tiranos agresores; y los triunfos que celebran la victoria obtenida superan en magnificencia a los de los antiguos romanos.
La religión de los habitantes solares es una especie de cristianismo natural; honran al universo en cuanto lo consideran imagen viviente de Dios. Creen en la inmortalidad del alma, pero no tienen absoluta certeza en cuanto a los lugares de premio o de condena, ni de si la duración de la pena será o no eterna. Reputan como principios metafísicos el Ente, que es Dios, y la Nada, que es la negatividad, de la que son sacadas físicamente las cosas; y piensan que de la tendencia al "no ser" nacen el pecado y el desorden del mundo. Adoran en Dios la trinidad de Potencia, Sabiduría y Amor. Admiten la influencia de los astros como de fuerzas nefastas capaces de obrar en los sentidos, turbando la razón. Con una larga exposición astrológica, el almirante termina su relato.
Personalmente, esta ciudad de clara influencia platónica me parece totalmente utópica a la par que muy curiosa,ya que el filósofo se toma muchas molestias en organizar al detalle la vida de las personas que allí habitarían. También es muy interesante la manera que tiene de enfocar la religión, así como el coordinar y organizar la reproducción humana. Este modelo político destaca por la excesiva organización que conlleva a una ausencia total de libertades.

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